En la noche del lunes 21 de diciembre, se podrá ver la espectacular conjunción de Júpiter y Saturno. El encuentro de los dos planetas coincide con el solsticio de invierno en el hemisferio norte y el comienzo del verano en el hemisferio sur. Esta situación de los astros no se presentaba desde el 16 de julio de 1623 y no se volverá a observar hasta el 15 de marzo de 2080.
Para conmemorar esta fecha tan señalada en Jardín de Hara hemos preparado una sesión especial, dirigida por nuestro instructor de meditación, Mangal Puri. En esta ocasión realizaremos un Puja- Ritual, dónde recitaremos algunos mantras, haremos ofrendas al Shiva Lingam, que representa la Consciencia Cósmica, y meditaremos.
A los participantes os sugerimos traer papel y bolígrafo, flores, fruta y/o dulces navideños (turrones), que utilizaremos como ofrenda en el Puja y posteriormente compartiremos.
Nos reuniremos a las 18:45.
A los interesados en participar se les ruega confirmar su presencia (aforo limitado) mediante whatsapp al 699076762 o por email al jardindehara@gmail.com
La participación será de 10€ (gratuita para los socios de Jardín de Hara .
Imparte: Mangal Puri
Ritual de los Cinco elementos: lo sagrado y el
recordar lo que somos
«Hoy comienzo con una historia. Mi corazón rebosa gratitud por los maestros que se han cruzado en mi camino, canalizadores de la Consciencia Mítica en forma de historias fascinantes de las que siempre han cautivado el corazón humano y a través de las cuales se transmiten las enseñanzas más inspiradoras. La tradición hindú y la tradición del yoga están llenas de ellas. Me honra ser parte de esta tradición y no puedo empezar un relato sin el recuerdo de mis maestros.
Érase una vez, hace mucho, mucho tiempo… O quizá en este preciso instante, dentro de cada corazón… Shiva y su amada Shakti vivían en lo alto del monte Kailash. Su existencia era plena y feliz. Después de todo juntos son Paramshiva, lo Absoluto, el todo, la nada, la Unidad. Shiva, Señor del Yoga, la pura conciencia del Ser, entraba en estados de meditación profundos en los que pasaba miles de años. Esta vez, llevaba demasiado tiempo, y Shakti, ya aburrida e impaciente, decidió jugar. ¿No es esa es su naturaleza: su energía, su fluidez, su movimiento? Sin hacer ruido se colocó detrás de Shiva y le tapó los ojos. “¿Quién soy?” No se acordó de que cuando los ojos de Shiva se cierran, su tercer ojo se abre. La energía de ese centro energético en Shiva es tan poderosa que, en una fracción de segundo, un rayo de energía potente como una bomba nuclear lanzó a Shakti muy lejos de allí. Fuera de control y alejándose de su amado a la velocidad de la luz, sus sentimientos se mezclaban: miedo, confusión, rabia… “¿Qué está pasando? ¿Dónde voy?” Shakti estaba aterrorizada. Hasta que empezó a ver galaxias, estrellas, planetas, cometas…. “Que universo tan bello”, pensó. Y aterrizó en la Tierra.
Sus primeros sentimientos fueron de desconcierto y tristeza, de soledad por la separación de su amado. Unos sentimientos tan comunes entre los que habitamos este planeta. Ese anhelo de algo muy cercano en nuestro corazón que sentimos lejos, que a veces no sabemos ni que es. Pronto empezó a experimentar sensaciones en su cuerpo. Bajo sus pies la tierra mojada. Tomó un poco de barro, y con sus manos moldeó el primer Shiva lingam*. Al tenerlo en sus manos, pensó “Amado mío, estás aquí, conmigo”. Un sonido tintineante le llevó hacia un manantial. Bebió de él, y con sus manos hizo la ofrenda de sus aguas cristalinas al lingam, siendo ésta la primera puja**. También ofreció al lingam el fuego que surgió al frotar dos piedras. El primer fuego ritual. La brisa acariciaba su rostro, “en mi aliento está el aire y a mi amado se lo ofrezco”. Se hizo consciente del espacio que lo contiene todo. Y así fue como Shakti se dio cuenta de que, a través de los cinco elementos, espacio, aire, fuego, agua, tierra, sentía la unión con lo eterno.
Me encanta este mito porque une varios aspectos que son gran parte de mi vida: la Filosofía Tántrica, el yoga, el ritual, la Naturaleza. Algunas de las ideas más significativas del Tantra se reflejan en esa experiencia de la Shakti. Según esta Filosofía, el Universo se describe como una secuencia de 36 categorías de la existencia (tattvas). Estas representan distintos niveles de condensación energética, desde lo más sutil (Shiva-Shakti) a lo más burdo (los cinco elementos de mundo material, siendo el más denso la tierra). Shiva es Suprema Consciencia con la cualidad de conciencia y auto-conocimiento, Cit. Shakti es su energía creativa que pulsa con amor y dicha, Ananda. Esta energía se condensa y se manifiesta en forma del mundo material, incluidos nosotros, nuestra mente, nuestros pensamientos, nuestras emociones. En última instancia, la energía subyacente en todo en el Universo es conciencia y el más puro deleite. Hasta las manifestaciones más densas, la tierra, el agua, el fuego, el aire y el espacio son posibilidades de experimentar lo Divino, de experimentar Chit y Ananda. Ahí entran el yoga y el ritual. Juntos o por separado. (La propia práctica de yoga puede considerarse en sí misma como un ritual ya que tiene todas sus características, pero eso puede ser el tema para otro día).
Shakti, en el cuento, toma los distintos elementos, y al poner su atención y su intención sobre ellos, los transforma en algo sagrado. Eso es el ritual: tomar objetos, a veces de uso cotidiano, colocarlos en su lugar y momento apropiado. Hacerlos sagrados. Transformarlos en símbolos de poder que nos trasladan en el tiempo de un lugar a otro; un antes y un después. Un ritual puede tener un mecanismo complejo, como ciertas pujas a ciertas deidades, o puede ser tan simple como encender una vela. Pero siempre produce, o al menos ese es su objetivo, un cambio en el entretejido energético en nuestro interior y a nuestro alrededor. De hecho, podemos transformar cualquier acto, cualquier cosa en un ritual, incluso algo tan mundano como salir de compras de los regalos de Navidad, y hacer que se convierta en algo lleno de significado para nosotros.
En nuestra historia, los elementos, no sólo se hacen sagrados por el ritual, sino que además, funcionan como un recuerdo de lo Divino. Y no únicamente por su simbología, sino porque según la tradición Tántrica, todo en el Universo, incluso un grano de arena, vibra con la misma Suprema Consciencia de Shiva-Shakti, de lo más sutil y elevado. Pero el proceso de manifestación, de materialización, de condensación, trae consigo capas de ocultación que nos impiden ver esa energía original. Muchos son los momentos de confusión, de despiste, de olvido de nuestra naturaleza esencial. Este sentimiento de separación trae sufrimiento, pero también la posibilidad de recordar. Y es aquí donde entra el yoga. Yoga, según el Tantra, es el proceso de recordar nuestra verdadera naturaleza. De recordar que nuestra esencia es pura conciencia y bondad auspiciosa. De recordar que nunca estamos separados. Que no podemos estar separados.
Mira a tu alrededor. Respira. Siente la tierra, el agua, el fuego, el aire, el espacio, en lo que te rodea. Siéntelos dentro de tí. Crea tu propio ritual para celebrar el Solsticio, como nuestros ancestros han hecho durante miles de años. O busca un sentido a los símbolos de las fiestas navideñas. Hazlos sagrados. Tu propio ritual. Participa de la naturaleza, de sus ciclos, de los elementos, y te podrás sentir parte del todo. Poco a poco recuerda…»
*lingam – figura, normalmente de piedra, mármol o metal, que representa a Shiva como lo Absoluto sin forma. Los templos en India están llenos de Shiva lingams a los que se hace todo tipo de rituales y ofrendas
**puja – ritual en el que se ofrecen mantras, rezos, así como ciertas ofrendas (agua, leche, frutas, miel, flores,…), normalmente a una deidad en particular
Mangal Puri